Daily advices
A veces no damos la suficiente importancia a nuestra higiene facial. Solemos priorizar las cremas ante la elección de un limpiador facial adecuado, pese a que la limpieza de nuestra piel es el primer paso para una buena rutina de cuidados para nuestro rostro.
Los productos que utilizamos afectan al equilibrio de nuestra dermis y a su barrera protectora, especialmente cuando tenemos la piel sensible.
La limpieza es el primer paso para cuidar tu piel. Una buena higiene es esencial para poder eliminar todos los agentes contaminantes que afectan a la sensibilidad cutánea. Además, hará que los productos de cuidado y cremas que te apliques después sean más efectivos.
Si tu piel es sensible, requerirá el uso de un limpiador suave que respete el equilibrio cutáneo y la barrera protectora de la piel.
La función barrera es la capacidad de nuestra dermis de impedir la filtración de agentes irritantes y evitar la deshidratación de la piel por la evaporación del agua de las capas internas.
En las pieles sensibles, esta función tiende a ser deficiente, por ello debemos escoger un limpiador para pieles sensibles que respete su equilibrio y ayude a maximizar la eficacia de la barrera cutánea, ya que es imprescindible para nosotros.
Una buena manera de visualizar la función de barrera que hace la piel, es comparando la epidermis con una pared de ladrillos que evita las agresiones del exterior. Los ladrillos representan las células de la piel, mientras que el cemento sería los lípidos que mantienen las células unidas. Finalmente está el microbioma (todos aquellos microorganismos que existen en la piel de forma natural) que ayuda a mantener la piel sana, preservando un pH de entre 4 y 6.
"Los limpiadores pueden alterar tanto la función de barrera protectora como el microbioma de la piel, lo cual puede volver la piel sensible. Por esa razón, es importante fijarse en la composición del producto que se utilice".
Dra Sandy Skotnicki, Dermatóloga (Canadá)
La suciedad que se acumula en la piel no se puede eliminar solo con agua. Es por ese motivo que usamos limpiadores faciales que contienen agentes tensioactivos, capaces de eliminar la suciedad y residuos que se acumulan en la piel. Usar este tipo de limpiadores es muy importante en todo tipo de pieles, pero sobre todo en las pieles más sensibles.
Los agentes tensioactivos suelen clasificarse en base a su ‘detergencia’, es decir, según su capacidad a la hora de eliminar la suciedad incrustada en la piel. Hay que tener en cuenta que los tensioactivos más agresivos dañan la piel, por lo que son contraproducentes, ya que destruyen los lípidos que mantienen la unión de la barrera protectora.
Si tienes la piel sensible e intentas usar un limpiador agresivo, tu piel reaccionará de inmediato. Puede que en alguna ocasión ya hayas experimentado hormigueo, picazón, enrojecimiento y sensación de tirantez o quemazón. Todos estos son síntomas del uso de productos no adecuados para tu piel, que pueden aumentar tu sensibilidad cutánea.
"Existe un amplio rango de tensioactivos y algunos pueden ser inapropiados o demasiado agresivos para tu piel. Cuando se aplican, los agentes tensioactivos interactúan con los otros componentes de la piel. Si no seleccionamos los correctos, pueden deteriorar el film hidrolipídico y la función protectora de la piel. Limpiarse demasiado o de forma muy agresiva resulta igual de malo que no limpiarse lo suficiente.”
-Dra. Michèle Sayag, Allergologa, BIODERMA
La pandemia de la Covid-19 ha cambiado la manera de ver la higiene, no únicamente se le da más importancia a la higiene de manos para evitar contagios, sino que, con el uso prolongado de la mascarilla, también hemos tenido que reevaluar nuestra higiene facial.
El problema de las pieles sensibles en esta situación, es que no toleran bien la mayoría de limpiadores.Son pieles que necesitan un limpiador suave, libre de perfumes y que, preferiblemente, no requiera aclarado. El limpiador ideal debe ser capaz de eliminar todas las partículas contaminantes y todos los residuos que puedan volver la piel reactiva, a la vez que respetan el pH para preservar el microbioma. Pero la función principal, siempre y por encima de todo, debe ser la de proteger la barrera de la piel ya que es la base para una piel sana.
“Cuando los pacientes tienen la piel sensible pero no sufren ninguna otra patología cada vez tendemos más a sospechar que pueda ser causada por los hábitos de limpieza de hoy en día. El ejemplo más claro es limpiarse la cara a diario con jabones o limpiadores agresivos que inhabilitan la función protectora de la piel y la dejan vulnerable a las condiciones ambientales.
‘Mi consejo para elegir un limpiador para la piel sensible:
✓ Está formulado con un pH similar al de la piel.
✓ Contiene un agente tensioactivo delicado con la piel.
✓ No contiene perfumes.
✓ Está formulado con el mínimo de ingredientes y todos en su dosis óptima.
X No contiene tensioactivos agresivos como los sulfatos.
X No contiene perfumes agresivos que pueden convertirse en alérgenos.
Dra. Sandy Skotnicki, Dermatóloga (Canadá)
La piel es un ecosistema único, una plataforma de intercambio entre el interior y el exterior del organismo, que contribuye a distintas funciones vitales y tiene un reloj biológico propio. La piel no realiza las mismas funciones ni tiene el mismo rol por la mañana que por la noche, lo cual afecta a la rutina de limpieza facial.
Por la mañana, la piel se prepara para desempeñar un rol de protección contra los agresores ambientales. Para maximizar la efectividad de estos procesos, debes limpiarte la cara para eliminar todas las impurezas acumuladas durante la noche. Con esta limpieza matutina, la piel se volverá más resistente y estará más receptiva a incorporar los cuidados y la crema de día.
Cuando nos vamos a dormir, la piel activa su función détox, renovadora y regenerativa para lograr eliminar las impurezas acumuladas a lo largo del día. Durante la noche, la piel se vuelve permeable, siendo más susceptible a agresores externos. Por ese motivo precisamente es tan importante limpiarse la cara y eliminar impurezas antes de ir a dormir.
Si sientes tirantez o incomodidad después de lavarte la cara, ¡ese producto no es para ti!
Lávate como mínimo mañana y noche. Si hace falta, hazlo más a menudo según tu estilo de vida y necesidades (deporte, clima, actividades, etc). Todos los potenciales factores de irritación (crema solar, maquillaje, agua del mar, sudor, etc.) deberían eliminarse lo antes posible.
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